Centro de Investigación de la Universitat de València

Detalle de fachada | Edificio Universitario de la Universitat de València

Promotor: Universitat de Valencia Estudi General
Ubicación: Calle Serpis s/n (Campus de Tarongers UV), Valencia, España
Constructor: UTE INTRAS [Construcciones Villegas, SL y OTP Construcciones SL] Acciona SA
Año construcción: 2005-2013
Área:  14.796,31 m²

Equipo:
Salvador Lara Ortega (arquitecto)
Néstor Marco Montañana (arquitecto)
Mireia Perepérez Espí (arquitecto)
Jose Octavio Ordinyana (arquitecto)
María José Albert (arquitecto)
Jorge Cortés (arquitecto)
Pedro Moreno (arquitecto)
Enrique Marín González (arquitecto técnico)
Consulting de Ingeniería ICA (instalaciones)
SEG Ingeniería (estructura)
DYP Ingeniería (estructura)
Joan Roig (fotografías)

Concepto

Cada encargo suele contener en su planteamiento programático cuestiones que lo definen y generan su propia dinámica proyectual; digamos sus claves. Interpretarlas y darles forma son las cuestiones medulares del trabajo del arquitecto. En el caso que nos ocupa esto no va a ser así. O mejor dicho, su definición será la de arrastrar el mayor grado posible de indefinición hasta el final. Hasta que no podamos más.

Con la creciente modernización de la Universidad Española, se ha promovido también una realidad de cariz difuso. Una situación en que las antiguas carreras (ahora grados) se han fragmentado numéricamente en créditos, quedando los cursos, y casi las asignaturas, como una mera referencia de exclusiva validez para la matrícula anual. Al tiempo, muchas de las escuelas o facultades se han desubicado físicamente siendo sustituidas por los “edificios uso” (aularios, comedores, departamentales, administrativos…) que, repartidos por un campus de hormigón, se articulan gracias al desplazamiento de los desconcertados usuarios. Solo subsisten algunos espacios universitarios históricos, gracias a su carácter monumental aunque virados a usos más emblemáticos. Hoy es edificio cultural la Antigua Universidad o Rectorado la anterior Facultad de Ciencias.

Ordenación

En el 2002 se decidió organizar la parcela nº 6 de Tarongers por medio de tres bandas de edificación de 130 m de longitud, paralelas a la calle Serpis que, para recoger algo de soleamiento, fueran creciendo en altura en la medida que se separaban de las enormes edificaciones construidas en la zona de influencia de la avenida Blasco Ibáñez.

Ordenación de parcela, infografía | Edificio Universitario de la Universitat de València
Estas tres bandas se asignaron a tres usos diferentes:

  • Servicios para la pastilla baja de 2 plantas
  • Institutos de Investigación para la intermedia de 5 plantas
  • Usos Administrativos para la mayor de 8 plantas

Con ello se definía su envolvente y el aprovechamiento urbanístico máximo que iría siendo consumido a medida que se suscitaran las necesidades de ampliación o traslado de los consiguientes servicios universitarios que se decidieran implantar allí.

Desarrollo

Además su desarrollo tenía que ser diferido en el tiempo y realizable por sucesivas fases. Fragmentos que desconocíamos entonces y todavía hoy desconocemos en su totalidad pero que siempre serían abordables por medio de la asignación de una sección de alguna de esas tres barras. Como aquellos antiguos helados que se cortaban por porciones y se protegían con dos barquillos laterales, en el ejemplo más arquitectónico que nunca tuvieron los dulces.

De esta manera se ha ido edificando la parcela que se inició en el año 2003 con la construcción del primer edificio –bautizado después como “Centro Sanchis Guarner”- situado en la banda alta, reducida a 6 plantas y destinado a diversos negociados administrativos de la UVEG. En 2006 se prosiguió con el inicio del bloque intermedio de Institutos de 5 plantas, desarrollado en las fases:

Instituto Universitario de Tráfico “INTRAS”

Taller de Audiovisuales

Institutos de Investigación

Edificio Universitario “Beatriu Civera”

Ordenación de parcela, ejecutado| Edificio Universitario de la Universitat de València

Quedan pendientes y sin fecha definida, el inicio del bloque bajo de Servicios, recayente a la calle Serpis o la ampliación de los existentes que estarán sujetos a la propia dinámica de crecimiento universitaria.

Solución

La estructura

Con estas premisas, debíamos buscar espacios ambiguos por polifuncionales, e indefinidos por crecederos, mudables y adaptables a la vertiginosa dinámica universitaria, acompasándola lo más próximamente posible. Por ello intentamos la construcción de formas sencillas, ortogonales, sólidas e inmutables cuya estructura de pórtico plano de hormigón, por clara y concreta, situara a nuestra edificación en ese generoso terreno arquitectónico de las construcciones que sirven para todo.

Fachada de los institutos desde calle Serpis| Edificio Universitario de la Universitat de València

Además que con estos espacios se garantizara la habitabilidad pero que quedaran abiertos para ajustarlos finalmente a su definitivo destino. Y que después, una vez amortizada su inversión, pudieran adaptarse a otro nuevo uso que estuviera dispuesto a ocupar el espacio ahora liberado. Lo que podríamos definir como un contenedor tan parco de inicio como crecedero con su cambiante e incierto devenir.

El módulo

Para ello, el proyecto define su unidad como un sólido de 350 x 350x 350 cm. a la manera de un cubículo apto para contener el espacio mínimo donde soportar el uso individualizado administrativo. Y ese cubículo lo imbricamos en una malla de alambres de hormigón negro que lo sujeten allá donde esté; allá dónde se necesite.

Planta y alzado INTRAS y Taller de Audiovisaules| Edificio Universitario de la Universitat de València

La malla negra estructural e inmutable para sostener cubos cambiantes con el uso. Esos cubos podrían agregarse en agrupaciones mayores, tanto como deberían después disgregarse para recuperar la individualidad dentro de su espacio original de la malla.

Los cambios

En el interior, pretendimos la adaptabilidad haciendo estructural el falso techo tecnológico, de tal manera que las mamparas se anclan sobre él y desde abajo. Deben ajustarse a uno de los 6 alveolos en los que se dividen los 60 cm de la placa, con lo que el ajuste para la distribución debe desplazarse 5 cm como máximo, hasta anclarse en uno de ellos. De esta manera su traslado posterior se realiza también desde abajo y sin tener que modificar el montaje o las instalaciones del falso techo estructural que siempre es pasante para toda la planta. Como sucede en el pavimento, el otro plano horizontal donde también se ancla la mampara.

Aula| Edificio Universitario de la Universitat de València

Las modificaciones del exterior se pretenden resolver separando el cerramiento en dos hojas independientes. La interior, de placas de yeso laminado, está vinculada al uso y sometida al espacio en la que se encuentra. La exterior está formada por bandejas de aluminio sobre un marco que cubre la totalidad del alveolo interior de la malla estructural. Una sola pieza, fabricada en taller, que se monta desde el exterior suspendiéndolo con grúa y una vez cerrado el edificio con su hoja interior.

Detalle panel de fachada| Edificio Universitario de la Universitat de València

Con él se pretende organizar el intercambio con el ambiente. Su variedad da origen a diversas soluciones que conforman paneles ciegos, perforados, abiertos o de lamas orientables según sea la demanda interior. Es decir, sin un orden predecible y cambiante. Esta diversidad formal resultante, ha sido conscientemente acentuada en el proyecto por medio de la elección de 5 diferentes anodizados del aluminio, ordenados según un sencillo algoritmo que le definía al montador, su posición correspondiente en la trama.

Un mecanismo

De esta manera hemos podido construir ahora y con las mínimas hipotecas futuras -por reversibles- un edificio que se demandaba como un edificio ciego y sordo. Una caja negra que evitara el ruido y los rayos de sol exteriores, con el fin de avivar las estrellas tecnológicas que brillan en las pantallas de sus monitores.

Acceso al edificio| Edificio Universitario de la Universitat de València

Visto de este modo, me parece no haber diseñado tanto un edificio, cuanto un procedimiento para que no caduque. O que por lo menos, lo haga lo más tardíamente posible y con el menor coste estimado. Me da la impresión de ser un mecanismo. De tratarse del diseño de una regla de construir en el tiempo, antes que un edificio resultado de los gustos estéticos de su artífice.